El Mandatario dijo que el objetivo del Estado es lograr “un programa amplio” que permita cobijar 100 mil jóvenes, que reciban “un ingreso que permita vivir con cierta dignidad, competir con el salario que entrega el grupo multicrimen y que, a cambio como contraprestación, pueda haber estudio”.
“Quitarles la juventud a las organizaciones multicrimen es un camino indudable y serio hacia la paz”.
Así lo manifestó este miércoles el Presidente, Gustavo Petro, durante la presentación del balance del Programa de Generación de Empleo para Jóvenes ‘Empleo Hay’, de la Cámara de Comercio Colombo Americana (AmCham Colombia), en la Zona Franca de Bogotá, donde insistió en que solo con programas de atención social se logra enfrentar la violencia.
En su intervención, el Jefe de Estado dijo que el objetivo del Estado es lograr “un programa amplio” que permita cobijar 100 mil jóvenes, que reciban “un ingreso que permita vivir con cierta dignidad, competir con el salario que entrega el grupo multicrimen y que, a cambio como contraprestación, pueda haber estudio” es una forma por la cual “le quitamos la juventud a la mafia, que es un objetivo de paz, porque si se logra, buena parte de la violencia en Colombia cede”.
“Estamos preparando un programa de gran dimensión, de ahí el porqué estamos hablando de gestores de paz, porque queremos actuar con la juventud excluida, por lo menos, en las zonas de más alta violencia de Colombia, regiones excluidas como Urabá, barrios pobres de Cartagena, Montería, Barranquilla, que están llenas hoy de hambre”, comentó.
Sin embargo, aseguró que “hay un enorme vacío en la juventud, una juventud popular que ha perdido las esperanzas”, de hecho, reveló que las estadísticas muestran que “el 30%, aproximadamente, no tienen ninguna opción”.
Por esta razón, consideró que “lo que vivimos hace unos meses, que se le denominó estallido social, no es más que la expresión de esa realidad, una expresión poco entendida por el resto de la sociedad”.
Esto, el estallido social, “tiene que ver con esta estadística fría, la realidad política y social, en caliente, es la expresión de esa estadística fría, los números siempre son fríos y, a veces, se ven con frialdad, pero ese número que arroja que no hay perspectivas para una juventud popular, se traduce en una enorme tensión política y social y en unos inmensos peligros”.
En su explicación, el Presidente Petro aseguró que esa exclusión juvenil es aprovechada por los grupos multicrimen, que están bien articulados a nivel internacional, los cuales, incluso, permean el Estado, debido a que “no sería posible ni la salida de la cocaína ni la entrada de la mercancía de contrabando, que es la otra cara de la moneda, sin ayuda de funcionarios del Estado, es decir con unos profundos procesos de corrupción”.
Por eso, consideró que un grupo como el ‘Clan del Golfo’, según cifras de la Policía Nacional, tiene 6 mil de sus miembros presos, razón por la cual cuestionó: “¿Por qué no se ha acabado? 6 mil es un número enorme como para que un tipo de organización criminal así se hubiera extinguido hace tiempo”.
Con base en esto, volvió a preguntar sobre “¿de dónde esa capacidad de reclutamiento para mantenerse en el escenario del crimen, del control territorial, de la expansión geográfica?” y se respondió: “Porque hay un inmenso caldo de cultivo para el reclutamiento, y ese inmenso caldo de cultivo, ese espacio, no es más que la juventud sin perspectivas”.
Pobreza y giros monetarios
En sus palabras, el Presidente Petro llamó la atención sobre la desigualdad que se evidencia en Colombia en las oportunidades de empleo para las mujeres.
“Esta brecha de la mujer ante el empleo nos genera un sifón social, es decir un incremento de la pobreza”, dijo al calificar: “Pobreza y mujer se van volviendo sinónimos, la pobreza esencialmente femenina”.
De la misma manera, se refirió a las transferencias económicas que hace el Estado a las familias más vulnerables, de las que aseguró que “llevamos décadas que transferimos un dinero público que llega a una señora, pero la señora vive en un entorno de pobreza”, sin embargo, “el dinero en sí mismo no garantiza, y menos cuando está por debajo de la línea de pobreza, que esa familia de esa señora vaya a salir de la pobreza”.